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Bam-Bam, el sonido del gol


Iván Luis Zamorano Zamora fue uno de los mejores goleadores de los años ’90. Rápido, con mucho carácter y entregado, remataba bien con ambas piernas y sobre todo, pese a no ser muy alto, destacaba por su espectacular juego aéreo, merced a su imponente salto. Uno de los mejores cabeceadores que recordamos. Vivía con el gol entre ceja y ceja e iba directo a portería.

Llegó a nuestra liga justo cuando comenzaba la década, tras un periodo de adaptación de dos años al Viejo Continente jugando en el FC St.Gallen 1879 suizo. Allí dejó una carta de presentación de 61 partidos, 37 goles y 15 asistencias. Curiosamente, había sido comprado al Club Deportes Cobresal Oficial de su Chile natal por el Bologna Fc 1909 italiano, pero nunca llegó a jugar en el fútbol transalpino, pues tras esa cesión de dos años al equipo helvético, fue contratado por el Sevilla FC. En su país había tenido números casi idénticos a los de su primera aventura europea, jugando 62 encuentros, marcando 37 goles y dando 17, ganando 1 Copa. En el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán dio un buen rendimiento durante dos temporadas en las que disputó 65 partidos, haciendo 23 goles y dando 11 pases de gol.


Aunque la gran etapa de su vida llegaría al fichar por el Real Madrid. En su primera temporada en la casa blanca, hizo nada menos que 37 goles entre todas las competiciones, muchos más que en las dos anteriores juntas. Además, conquistó sus primeros títulos en nuestro país, la Supercopa de España y la Copa Del Rey. Al año siguiente tuvo un bajón importante y sólo consiguió 17, el equipo no ganó nada. Zamorano había llegado a España en plena explosión del ‘Dream Team’ de Cruyff, y tanto en sus dos temporadas en Sevilla como en sus dos primeras en Madrid, el título de Liga había ido a parar a las vitrinas del Camp Nou. Pero aquí llega un punto de inflexión en su carrera. El Madrid ficha a Jorge Valdano para dirigir su nuevo proyecto, el hombre que en los ’80 había goleado en el equipo de La Quinta Del Buitre, que había contribuido a que el equipo blanco perdiese la segunda y la tercera liga de la década en favor del Barça y que había construido el mejor C.D. Tenerife de la historia. Con esas credenciales, a su llegada declaró:

«Me gustaría devolverle al Real Madrid algo de lo que le he quitado.»

Y acto seguido, le dejó claro al chileno que no contaba con él.


Sin embargo, la pretemporada fue pasando y Zamorano, empeñado en quedarse, a la hora de la verdad sería titular en la alineación tipo del preparador argentino. Y nunca un descarte rindió tanto. El chileno acabó siendo protagonista absoluto de aquel título que ganó el Real Madrid que, hasta la fecha, más le ha gustado a un servidor. Fue Trofeo Pichichi de la Liga con 28 goles y tuvo, sobre todo, dos días de gloria:


1) A pocos días del comienzo de 1995, justo un año después, como regalo de Reyes para la parroquia merengue y en una noche mágica en el Estadio Santiago Bernabéu, el Madrid le devolvió al Barça ‘la manita’ que había encajado el año anterior en el Camp Nou. Nuestro protagonista lo fue más que nunca con 3 goles y 1 asistencia (cosas del fútbol, exactamente lo mismo que había hecho su colega Romário Faria en la goleada en contra de la temporada anterior).


2) A falta de 3 jornadas para la conclusión de la temporada, el Madrid recibía al Real Club Deportivo de La Coruña con la posibilidad de sentenciar el título. Y aunque estuvo cerca, no falló. Corría el minuto 85 con 1-1 en el marcador, habiendo marcado el tanto blanco Josè Emilio Amavisca, el mejor socio del chileno aquella temporada y que, irónicamente, también había sido descartado por el cuerpo técnico a su llegada.

El momento de la consagración

Y entonces el propio futbolista cántabro lanzó una diagonal desde la banda izquierda que sobrepasó a la defensa coruñesa. Bam-Bam controló en carrera con el pecho, la dejó botar y enganchó la volea más recordada por el madridismo hasta que Zinedine Zidane decidió en el Hampdem Park de Glasgow que su zurda sería inmortal. Terminaba así una sequía de 4 años sin conquistar LaLiga, y lo que es más, viendo cómo se las llevaba el eterno rival, algunas casi arrancadas a los blancos de las manos.


Bam bam se quedó para triunfar en España

La temporada siguiente se despediría del Bernabéu en un mal año del equipo, pero con el cariño de la afición. En total fueron 173 partidos, 101 goles y 22 asistencias. Su siguiente etapa en el Inter no fue tan productiva en lo que a números se refiere, pues en 4 temporadas y 148 partidos sólo anotó 40 y dio 16. Pero conquistó una Copa de la UEFA y compartió delantera con algunos de los mejores del mundo, como Ronaldo Nazário, Christian Vieri o Álvaro ‘Chino’ Recoba. Y, sobre todo, fue la etapa en la que dio una lección de supervivencia y adaptación. Nada más llegar el brasileño, le dijeron que el ‘9’ tenía que ser para él. Aunque esa primera temporada lo conservó Iván, mientras que Nazario llevó el ’10’.

Al año siguiente, el ingenio del chileno le llevó a colocar el signo + en medio de su nuevo dorsal, el 18, de manera que se leía 1+8 (=9).


Al año siguiente, llegó Vieri y el problema del número pasaba a ser una anécdota. Y en ese momento reflexionó:


«Sentí que tenía mi lugar asegurado…en la banca. Pero entonces descubrí algo: que ni Ronaldo ni Vieri se sacrificaban por el equipo. Los equipos no se hacen sólo con estrellas y faltaba alguien que le echara una mano al compañero y corriera más que los demás. Y acabé por convencer a los entrenadores.»

Se ganó el puesto entre dos gigantes

Tras su aventura italiana, se marchó a México y jugó 2 años en el Club América con el que fue campeón una temporada (78 partidos, 38 goles y 10 asistencias) y volvió a casa para cerrar su carrera en el Colo-Colo (18 partidos en los que anotó 8 goles y dio 2). A todo esto, sumarle su gran trayectoria en la Selección Chilena, con la que fue mundialista en Francia 1998, participó en 4 ediciones de la Copa América y fue Bronce Olímpico en Sídney 2000, convirtiéndose en el Bota de Oro del torneo con 6 goles y 3 asistencias en 5 partidos. En total, fueron 75 partidos, 40 goles y 11 pases de gol con La Roja de Sudamérica. Hoy en día, vive en Miami y sigue ligado al fútbol como comentarista deportivo en diferentes cadenas.


Bam-Bam Zamorano: un tipo que vivía el fútbol como pocos, que recorrió medio mundo tras un balón y que lo dio todo por hacer de su pasión su profesión. Uno de los nuestros…


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